ANEXO TEMA 8: El proceso de urbanización en el planeta. Repercusiones ambientales y socioeconómicas
Introducción: el origen de los cambios.
Desde la aparición de las primeras ciudades en Mesopotamia, hace más de 6000 años, el mundo urbano estuvo supeditado al mundo rural. La base de la economía siempre fue la actividad agraria y la población urbana era reducida. Sólo con la industrialización la situación cambió, la población se trasladó del campo a la ciudad donde la nueva industria demandaba una gran cantidad de mano de obra que atrajo de las zonas rurales donde las mejoraras técnicas, además del crecimiento demográfico, expulsaban población. Un siglo y medio después el sector terciario desplazó al secundario, convirtiéndose en el principal en las áreas urbanas, tanto por volumen de negocio como por mano de obra empleada.
La urbanización supuso un cambio en las funciones asignadas al territorio, la gran ciudad articula la región que la circunda, incluyendo otros núcleos de menor tamaño e importancia. Actualmente, el concepto de ciudad estricta ha sido superado por el gran desarrollo de los transportes, existen grandes áreas urbanas que en realidad están compuestas por un sistema interconectado de diferentes ciudades que asumen diferentes funciones y que establecen relaciones de jerarquía y de dependencia entre ellas.
El proceso de urbanización hoy: un mundo de ciudades
En la actualidad el 55 % de la población mundial vive en ciudades y se espera que en 2050 ya sea el 66 %, con un crecimiento muy especial en Asia y África, con países como la India, China o Nigeria. No obstante, existen importantes diferencias regionales, mientras en los países desarrollados suelen moverse en torno al 80 % o más, en África y en Asia no llega al 50 %. En cuanto a las grandes aglomeraciones urbanas, la mayoría se encuentran en países en desarrollo o emergentes y es precisamente en esos países donde más se espera que crezcan en los próximos años. Hacia 2030 China y la India sumarán una quincena de ciudades de más de 5 millones de habitantes. En África serán 6, las mismas que en Sudamérica.
En consecuencia, el proceso de urbanización es uno de los grandes desafíos del futuro. De cumplirse las previsiones, la población de las grandes ciudades de los países en desarrollo seguirá creciendo formándose varias docenas de aglomeraciones con serios problemas de abastecimiento de agua potable, de gestión de residuos y de contaminación del aire. Todo ello, en el fondo, como reflejo de una situación de profunda desigualdad.
Los países desarrollados parecen tener capacidad para enfrentarse a esos problemas, aunque tienen otros diferentes. La pérdida de los vínculos sociales y familiares del entorno rural para ser substituidos por otros más débiles provoca situaciones de soledad, especialmente en las personas mayores. Por otra parte, el cambio en los modos de vida se traduce en una serie de comportamientos que provocan una caída de la natalidad.
BREVE RECORRIDO HISTÓRICO DEL PROCESO
La Ciudad Preindustrial
Esta etapa comprende un largo período que va desde la aparición de los primeros núcleos urbanos, hace más de 2.000 años, hasta los comienzos de la revolución industrial a finales del siglo XVIII.
1.- Ciudad prerromana
Existen pocos vestigios de las ciudades prerromanas españolas. Las primeras ciudades se fundaron cerca de las costas mediterráneas por los colonizadores fenicios, griegos y cartagineses, como, por ejemplo, Cádiz o Adra. El rasgo característico de estas ciudades era la falta de orden en su organización.
2.- Ciudad romana (siglos III a.C. hasta s. V)
La expansión del imperio llevó a los romanos a la fundación de ciudades, que mantuvieron una serie de características comunes. El trazado de las ciudades romanas se basaba en la existencia de dos grandes vías, una que iba de norte a sur, llamada cardo, y otra que iba de este a oeste, el decumano. En el cruce de estas dos vías se localizaba el foro, que era el centro de la vida en la ciudad. Cerca de él se emplazaban los principales edificios, como el anfiteatro, las termas y las casas de las principales familias. El resto de las calles se trazaba constituyendo un plano ortogonal. La necesidad de defenderse propició la construcción de murallas que cerraban todo el perímetro de la ciudad.
Hispania era una de las provincias más romanizadas. Era un importante centro comercial y militar dentro del imperio, por lo que los romanos consolidaron una amplia red urbana con ciudades que se comunicaban mediante calzadas. En la actualidad, se pueden contemplar restos del pasado romano en muchas ciudades españolas, entre las que destacan Mérida, Tarragona, Barcelona, León, Cartagena, Pamplona, Lugo, Sevilla, Cáceres, Astorga y Zaragoza.
3.- Ciudad medieval (siglos V-XIV)
En España, durante este período, confluyeron dos culturas diferentes, que tuvieron formas distintas de entender el urbanismo: la cultura cristiana y la islámica. Las huellas del pasado medieval de las ciudades españolas son mucho más visibles que las de etapas anteriores y marcan profundamente la morfología de las urbes.
3.1. Las ciudades cristianas se desarrollaron, sobre todo, en la mitad norte de la Península, en las zonas que se iban repoblando debido al avance de la Reconquista. Por ello, tenían una fuerte función defensiva y religiosa, lo que determinó la aparición de dos elementos muy importantes en la ciudad medieval. Por un lado, las murallas, que daban a las ciudades aspecto de fortaleza, y por otro, las iglesias y catedrales. La religión estaba presente en todos los ámbitos de la vida cotidiana y la construcción de iglesias era, además de una muestra de poder, el elemento que estructuraba la ciudad, ya que ocupaban generalmente los lugares más notables e importantes dentro del plano urbano.
En las ciudades medievales se superponían diversos tipos de planos sobre la base heredada de etapas anteriores. Fue común el uso de planos radiocéntricos, en damero y lineales.
Durante la Edad Media muchas ciudades crecieron gracias a la función religiosa que cumplían. Es el caso de Santiago de Compostela, lugar de peregrinación. Otras aprovecharon su función religiosa para crecer y desarrollar actividades económicas, como las del Camino de Santiago; y, por último, hubo las que crecieron directamente a partir del comercio, como Medina del Campo en la que se celebraban importantes ferias.
3.2. Las ciudades islámicas se desarrollaron, sobre todo, en la mitad sur de la Península, donde la influencia musulmana era mucho mayor. Las ciudades musulmanas tenían una doble función, religiosa y comercial. Son ciudades con un plano irregular y laberíntico, con calles muy estrechas, muchas de ellas, llamadas adarves, sin salida. En su estructura se diferencian dos partes: el espacio más importante de la ciudad islámica era la medina (madinat), un recinto amurallado en el que se localizaban los principales edificios, como la mezquita mayor o aljama, el zoco o mercado, la alcazaba -el palacio de gobierno- y las viviendas de las principales familias; fuera de este recinto se disponían una serie de barrios, generalmente también amurallados, llamados arrabales. Estaban ocupados por viviendas, mezquitas de menor importancia y baños públicos; además de los talleres de los artesanos y comerciantes agrupados por oficios.
La herencia islámica está muy presente en las ciudades que estuvieron más tiempo ocupadas por los musulmanes, como Córdoba, Sevilla, Toledo, Guadix y Granada.
4.- Ciudad renacentista (siglos XVI-XVI)
La Edad Moderna se distingue por la transformación del espacio interno de las urbes, el crecimiento de nuevos barrios o arrabales fuera de las murallas y el desarrollo de la arquitectura como un importante elemento urbano.
Durante el Renacimiento se utilizó, sobre todo, el plano ortogonal o en damero con una trama urbana muy jerarquizada. En la plaza mayor se encontraban los principales edificios y en las calles adyacentes las viviendas y talleres de comerciantes y artesanos, que se agrupaban por gremios o profesiones distribuidos por calles: el gremio de los plateros, el de los toneleros, etc.
Las ciudades de esta época cumplían funciones muy diferentes: algunas poblaciones castellanas tenían una importante función económica debido al desarrollo de la agricultura, la ganadería, la artesanía y el comercio; en el sur destacaron varias ciudades debido, en algunos casos, al auge del comercio con América. Por su parte, Madrid y Valladolid fueron importantes centros políticos debido a la presencia de la Corte.
5.- Ciudad barroca (siglos XVII-XVIII)
Las ciudades barrocas van a intentar reflejar el poder de los monarcas europeos, por lo que comenzará a establecerse una auténtica política urbanística siguiendo unos principios básicos: la búsqueda de la monumentalidad; la utilización de la línea recta para crear grandes perspectivas urbanas y el seguimiento de cierta uniformidad urbanística. Además las ciudades se embellecen con fuentes, jardines y grandes plazas. En definitiva, se pretendía que la ciudad fuera una obra de arte más.
6.La Ciudad industrial
La revolución industrial, que se inició en Inglaterra a fines del siglo XVIII y en el resto de Europa en el siglo XIX, produjo un rápido crecimiento de las ciudades. Estas tuvieron que acoger a la creciente mano de obra que acudía desde el campo a trabajar en las nuevas fábricas.
6.1.- Crecimiento urbano incontrolado
La revolución industrial supuso el paso de una economía fundamentalmente agrícola a otra industrial. Los campesinos fueron abandonando el campo y marcharon a las grandes ciudades a trabajar en las fábricas que iban surgiendo, lo que produjo un importante crecimiento de la población urbana.
Las nuevas ciudades se situaron junto a las minas, que proporcionaban materias primas y energía a las fábricas, y en lugares óptimos para el transporte de mercancías, como puertos y cruces de rutas y líneas férreas. La función industrial pasó a ser la fundamental actividad urbana.
Como consecuencia, la ciudad creció rápidamente y generó en seguida serios desajustes, como la especulación, debido a la fuerte competencia por el control de un suelo limitado, y el hacinamiento de la población procedente del campo. En general, estas personas vivían en unas condiciones lamentables, en barrios sin pavimentar, sin servicios y en viviendas que no reunían las mínimas condiciones de higiene y salubridad. Asimismo, la multiplicación de las fábricas dentro de la ciudad empezó a ocasionar graves problemas de contaminación.
Sin embargo, los adelantos de la revolución industrial influyeron positivamente en el desarrollo de los servicios urbanos, como la canalización del agua, la construcción de cloacas, distribución de la electricidad, introducción de los medios de transporte, etc.
6.2.- La planificación de la ciudad
El rápido desarrollo de la ciudad que se produjo con la industrialización llevó a una falta de planificación urbana.
Las ciudades estaban todavía rodeadas de murallas, por lo que en una primera etapa se produjo una gran masificación, al apiñarse los nuevos habitantes en un espacio limitado y reducido.
En el siglo XIX, las murallas fueron derribadas y la ciudad se pudo extender. Se edificaron nuevos barrios:
Por un lado, los barrios obreros que se situaron junto a las industrias, en los lugares más contaminados. Eran barrios muy degradados donde se hacinaban las viviendas, que eran de pequeño tamaño, las calles no estaban empedradas y carecían de servicios públicos (distribución de agua, cloacas y medios de transporte).
Por otro lado, los barrios burgueses, destacando los ensanches que tenían un trazado ortogonal, amplias avenidas y los mejores servicios. En los ensanches se daba una división social en alturas: las familias más pudientes habitaban las mejores viviendas, exteriores y situadas en los pisos primero y segundo (no existían ascensores), mientras que los más pobres vivían en las buhardillas y pisos altos o en las numerosas viviendas interiores.
El deseo de mejorar las condiciones de vida llevó a planificar proyectos de ciudad-jardín y de ciudad-lineal (Arturo Soria en Madrid), con viviendas unifamiliares rodeadas de amplias zonas verdes y ajardinadas.
6-3.- Los cambios en el siglo XX
En el siglo XX se crearon nuevas ciudades, localizadas cerca de una aglomeración urbana importante con el fin de descongestionarla. Las nuevas urbes se han convertido en auténticas ciudades-dormitorio. Sus habitantes trabajan en la aglomeración principal y disfrutan de sus servicios, por lo que se genera un intenso tráfico entre ellas y están comunicadas por trenes, autobuses e incluso metro.
7.- La morfología urbana
Elementos del análisis de la morfología de las ciudades
El Plano de las ciudades: Es la representación gráfica más común de las ciudades, en sentido cartográfico y descriptivo. En cuanto a su forma, presenta tres modelos sencillos:
– Plano radiocéntrico: es el resultado de una evolución clásica en Europa y es típico de muchas ciudades españolas (Zaragoza, Madrid, Palma, etc…). La ciudad crece en torno a una encrucijada, a la cual afluyen los caminos, progresivamente convertidos en calles por el crecimiento de la urbe, y en torno a los cuales se aglutinan los nuevos espacios edificados.
Las diferentes murallas que han ido protegiendo la ciudad se han ido derribando conforme esta ha crecido y han dado lugar a calles de circulación concéntrica.
– Plano ortogonal o en cuadrícula: es el de las ciudades antiguas y mediterráneas (griegas y romanas), aunque también aparece en tramas urbanas de origen medieval (ciudades nuevas) o posterior Es el más racional, en él las calles de cortan perpendicularmente, sobresaliendo, generalmente, la importancia de dos de estas calles perpendiculares. Tenemos ejemplos en gran parte de los planos de Puertollano, Ferrol, Gijón o Vitoria.
– Plano desordenado, que se manifiesta en forma de una red de calles tortuosas, carente de líneas directrices, en las que se insertan callejones sin salida y patios interiores. Es característico de las ciudades musulmanas o de las medievales, cuando se ha producido una fuerte densificación de su población y se aprovecha al máximo el espacio intramuros. El ejemplo más común lo tenemos en el casco histórico de Toledo.
Estas formas pueden aparecer de forma combinada.
El plano, a su vez, muestra una estructura, según se distribuyan los diferentes espacios urbanos.
Esta estructura puede ser:
– Discontinua: donde los espacios verdes ocupan una gran extensión y fragmentan la masa edificada. Disposición muy poco frecuente en España, dado que, como ya hemos comentado antes, la especulación y la sobrevaloración del suelo, han originado una fuerte densificación de los espacios edificados y una marcada escasez de espacios libres y zonas verdes. Las únicas líneas de discontinuidad que aparecen en nuestras ciudades suelen corresponder a ríos, en cuyas riberas se han creado parques y zonas de recreo. No obstante, encontramos aproximaciones en los planos de Torrelavega, Avilés, San Sebastián, Pamplona o Ibiza.
– Continua: cuando la masa edificada aparece como algo compacto, sin apenas zonas verdes o espacio libre, o cuando este se localiza en zonas muy concretas, generalmente en las afueras. Es, por lo dicho antes, la más común en España.
– Lineal: es común en grandes ciudades, especialmente en los planos más recientes, corresponde a urbes que presentan una expansión a lo largo de ejes -generalmente vías de comunicación-, entre los cuales subsisten durante algún tiempo espacios rurales. Ejemplos los tenemos en Madrid, Zaragoza, Palma de M., etc.
– Ciudad-satélite: cuando crece por manzanas al margen de la masa urbana principal. Es común en la periferia de las grandes ciudades, aunque los ejemplos más evidentes los encontramos en las grandes Áreas Metropolitanas, como, por ejemplo, Madrid, Barcelona, Bilbao o Sevilla.
8.La estructura urbana
8.1.- El centro de la ciudad
El centro suele ser la parte más antigua y activa de la ciudad, además de concentrar los principales monumentos e hitos culturales (cines, teatros, museos, etc.) y la actividad económica más dinámica. En ocasiones recibe el nombre de casco antiguo o centro histórico.
El centro atrae a la población de toda la ciudad y de su área de influencia. Por este motivo se encuentra muy bien comunicado y presenta un elevado tráfico de vehículos y de personas, que suelen congestionar la zona. Esto ha provocado que desde los ayuntamientos se tomen medidas para restringir la circulación de vehículos y que muchos comercios y empresas se trasladen a la periferia, junto a las vías de acceso a la ciudad.
En este sector céntrico de las ciudades de los países más desarrollados se encuentra el CBD (Central Business District) o Distrito Central de Negocios. Recibe el apelativo de central porque es el espacio más destacado de la ciudad. En él se asientan el comercio minorista más selecto, las sedes de las grandes empresas y de los mayores bancos, los departamentos de las administraciones públicas y los más concurridos locales destinados a cultura y ocio.
En las ciudades antiguas persiste aún un importante uso residencial en este sector. Hasta hace poco tiempo, la mayor parte de las viviendas estaban ocupadas por población marginal de escasos recursos económicos y de avanzada edad. Pero en los últimos años se ha producido un acelerado proceso de ocupación del CBD por las actividades terciarias, en detrimento de los usos residenciales. Esta demanda ha provocado una creciente elevación de los precios del suelo y de los alquileres. Por ello, aunque el número de residentes es pequeño, cada vez tienen una mejor posición económica.
La especulación ha conllevado la construcción de edificios de altura cada vez mayor. El incremento de las actividades terciarias ha colapsado el tráfico, problema que se intenta solucionar adoptando medidas que restringen el acceso de los vehículos privados al CBD.
8.2.- Las zonas residenciales
En estas áreas, las viviendas ocupan la mayor parte del suelo urbano. Su distribución zonal responde a las posibilidades económicas de los habitantes.
- Las clases acomodadas habitan en los lugares con los mejores servicios (transportes, comercios, zonas verdes, etc.). Disponen de medios económicos para decidir dónde fijan su residencia: en barrios elegantes del centro monumental o en urbanizaciones enclavadas en las afueras de la ciudad (suburbios).
- Las clases menos adineradas habitan en las peores viviendas del centro de la ciudad o en polígonos residenciales construidos en la periferia, masificados y que presentan carencias de equipamiento e infraestructura.
8.3.- La periferia industrial y comercial
Tradicionalmente, las industrias se situaban en el centro de la ciudad. En los últimos tiempos, las grandes industrias se han trasladado a los polígonos industriales de la periferia debido a dos causas: en primer lugar, las leyes dictadas en muchas ciudades para evitar la contaminación y, en segundo lugar, la elevación de los precios del suelo urbano, que expulsa fuera de la ciudad las actividades que necesitan gran espacio para su desarrollo. Estos polígonos industriales se localizan junto a las vías de transporte.
Por otro lado, las pequeñas industrias limpias (es decir, no contaminantes), muy especializadas, se encuentran diseminadas por toda la ciudad.
El pequeño comercio se distribuye por los barrios residenciales, mientras que el comercio especializado y de mayor calidad se agrupa en las áreas céntricas. En los últimos tiempos, se han creado grandes centros comerciales y de ocio en la periferia.
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